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3 Minutos con Jesús en el evangelio de San Mateo 28,16-20

Evangelio de San Mateo 28,16-20
En aquel tiempo los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.

Meditación
Hoy celebramos a Santo Toribio de Mogrovejo, arzobispo de Lima, que como dice el evangelio de este día, acogió el gran envío misionero que el Señor hace a toda la Iglesia: anuncio, celebración y enseñanza continúa de la fe. De esta manera el mundo va a experimentar la presencia del Señor. Y en esta tarea estamos todos involucrados, nadie está excluido de la misión que se encomienda a toda la Iglesia, a todo miembro del Cuerpo de Cristo, a todo bautizado. La responsabilidad en la respuesta a la llamada que hemos recibido es apremiante. Cristo sale a nuestro encuentro en nuestra propia realidad de vida, no es cuestión de hacer cosas extraordinarias, sino hacer extraordinaria la vida ordinaria. Es donde nos jugamos cada encuentro con Cristo, ahí donde él quiere encontrarse con cada uno de nosotros, en nuestra propia realidad vital. Muchas veces estamos demasiado preocupados por tantas situaciones personales y sociales, que no percibimos la presencia del Señor en los acontecimientos más sencillos de nuestra vida. El evangelio de hoy, al final, nos da la clave para entender nuestra vida cristiana. “Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” Y este mandato se cumple con la presencia del señor en la Iglesia, signo visible de la presencia de Dios. Una Iglesia presente en todas las circunstancias, en todo momento. La Iglesia es la que nos envía a seguir anunciando el mensaje de Jesucristo, y nunca deja de estar con nosotros Aquel que te ha enviado a través de la visibilidad eclesial. No intentemos apoderarnos del mensaje de Cristo, sino hacerlo vida para ser auténticos testigos. Tengamos siempre presente las palabras de Jesús, los miembros de la familia de Dios más queridos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica. Escuchar y poner por obra, son las tareas principales del enviado de Cristo.

“No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy Yo quien los he elegido, y los he destinado para que vayan y den fruto y su
fruto dure”

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